...comencé por besar su nuca, recorrer su cuello, olerlo, sentir dentro de mi ese aroma, sentí de inmediato como mi cuerpo respondía a ese estimulo, a ese tenerlo cerca, se volteó de frente a mi y nos besamos, suave, muy suavemente empezamos a tocar nuestros labios, a recorrer con la lengua sus labios, a tocarlo poco a poco, regrese a oler su cuello, recorriéndolo con el tacto, sintiéndolo más cerca... después, él sentado, yo lo miré como embelesado por aquella sonrisa, pero sobre todo por esa mirada de niño travieso, de quien juega, recordé a Onetti, aquel cuento, su mirada no era azul pero tenía, me parece, ese sutil, indecible desprecio y la burla más suave en la mirada... me acerqué a besarlo y acariciarlo, él lentamente terminó por acostarse, por recibirme en sus brazos, lo besé, lo toqué, lo sentí bajo de mi sintiendo ya su excitación y la mía, la atmósfera ayudaba, no había prisa, lo escuché hablarme, contarme, lo sentí también a través de su voz, lo conocí un poco, toque su cabello, ese áspero pelaje corto de muchacho, continué recorriéndolo, reconociéndolo, no había estado ahí pero me sentía en casa, retiré mi camiseta, sudada, incomoda ahora que deseaba sentirlo más, arroje a un lado la suya y disfruté lo hermoso de su piel tocando la mia, lo besé aún más, sentí la húmeda lengua dentro de mi boca, esos labios atrapados entre mis dientes, era mágico, fluía sudor que era deseo, concluí el desvestirme y desvestirlo, vi y disfrute de ver su pene erecto, ese latente sexo, lo toqué, lo tomé en mis manos, seguí besándolo, besando sus labios, su pecho, su abdomen, acercándome a su sexo, entrelazando mis manos a las suyas, apretándolo contra mí, no pude esperar más y recorrí su pene con mi lengua, probé su sabor, me excité saboreándolo, fue llevarme aun más lejos, sentirme más vivo en ese pequeño cuarto, tome su pene entero, lo conocí, lo aprendí, lo miré, lo tuve dentro de mí, lo supe mío, pude haber muerto ya, regresé a él, lo besé, lo amé por un instante, en ese tocarnos sentí sus brazos aferrarse, entregarse, manos rasgar mi espalda, labios lamer mi pecho y mi sexo... mi pene estrujado en sus manos... sentado frente a mí, en mis piernas, no pesaba, era liviano... nos abrazamos sintiendo escurrir nuestros cuerpos, sintiendo su calor junto al mío, lo seguía besando, continuaba recorriéndolo, tocando esas perfectas nalgas, abiertas y en espera de mi, no pensé en el tiempo, lo olvidé, me olvide también de mi y de mi persona, todo era sentir aquel cuerpo, regresamos al horizonte y sus piernas rodearon mi cuello, un rostro frente al otro, veía escurrir el dolor de perderlo pronto, me recibía como cuerpo transpirado en su pecho, así lo tuve, en mis brazos, recorriendo todo su mundo, sus largas y delgadas piernas, un rostro de ángulos, una pequeña cintura... volví a su sexo, lo hice mío, lo tome para mí, él se volcó en ese placer, en ese conocer la vida amando, se disfruto disfrutando, se tocaba y lo tocaba, se estremecía... termino en mí, casi en mí, probé su cuerpo líquido, su dulce salado semen, nos recostamos, y fue el éxtasis, mi llegar de nueva cuenta al principio, un principio de dolor y de resucitar... de verlo sonreír de nuevo... lo demás no lo recuerdo, quizá sólo un abrazo final...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario